Materiales de divulgación científica

La Sensopercepción

La Compasión

La Confianza

La Concentración

Sobre la Comodidad Expresiva

Todos tenemos virtudes que nacieron con nosotros o bien, fuimos incorporando en los distintos ámbitos sociales, laborales y de intercambio en la comunicación.

Siempre es importante identificar cuáles son aquellos aspectos adquiridos que nos jugarán a favor en las exposiciones de ideas, contenidos variados y pensamientos. Inclusive, las personas con mayores dificultades de comunicación, poseen dichos dones únicos y valiosos. Por ejemplo, hay quienes padecen de inseguridad vocal pero recitan con una gran calidez sonora en su estilo.

A su vez, todos los individuos contamos con tendencias expresivas que, quizá, no colaboran en el tratamiento de claridad discursiva. Pero lo más interesante es poder identificarlas para, de este modo, lograr un mayor registro de nosotros mismos y un avance positivo en la experiencia de comunicación.

Registrarnos, ir por el camino del autoconocimiento, es una herramienta fundamental para el desarrollo de la intuición y del registro hacia los demás. Es una manera de abrir caminos en las interrelaciones y de generar mayor feedback en los vínculos personales, comerciales y sociales.

La intuición está absolutamente ligada a la observación en relación con la mirada hacia el afuera. Si yo aprendo a verme, estoy más permeable para registrar las situaciones que se desprenden de los nuevos ambientes y ámbitos de interacción.

La retroalimentación es lo que me va a permitir crecer en mis ideas y creatividad y alimentar mis propuestas.

Muchas veces, y a pesar de tener estos conceptos claros, necesitamos entrenarlos de forma práctica. Es lo que en las artes expresivas se denomina “bajar las ideas de la mente al cuerpo”. Es por este motivo que, el entrenamiento es tan fundamental.

El cuerpo es un instrumento lleno de contingencias y de memorias. Cuando lo entrenamos desde un lugar de apertura y de fluidez, le estamos brindando excelentes memorias corporales para activar cada vez que las necesitemos. Un ejemplo claro sería la articulación vocal.

El universo expresivo es un campo de estudio inagotable y fascinante y está compuesto por los elementos cuerpo – mente – espíritu. Cuando estos tres factores están alineados, suceden hechos comunicativos fluídos y en coherencia con nuestro deseo informativo.

Mi procedimiento como coach expresiva

Estos textos están basados en casos de alumnos y clientes a los que fui coacheando en el transcurso de los años. 

Por lo general, son necesarios 8 coacheos para lograr modificaciones que perduren en el tiempo y que sean aplicables a todas la comunicaciones que vayamos a encarar.

A pesar de que los coaches expresivos preparamos los entrenamientos con anticipación, esa planificación siempre se va a ver modificada al encontrarnos con el cliente. Cada caso es único como cada ser humano y, entonces, las formas de encararlo también. Los coaches tenemos que trabajar con los sentidos para, de este modo, poder captar y percibir las necesidades de nuestros clientes. Para lograr la apertura sensorial, debemos entrenar la consciencia del “aquí y ahora”, ya que sólo en ese tiempo y espacio captaremos toda la información que se nos presente. La sensopercepción es la capacidad de tener los sentidos a flor de piel y utilizarla en complemento con nuestra razón.

Es frente a estos nuevos panoramas que podremos saber de qué modo aplicar las herramientas expresivas en pos de brindárselas a quienes tengamos en frente.

Es por eso que los coaches debemos entrenar cada vez más nuestra capacidad de observación. Al observar, al contemplar, dejaremos de lado el juicio. Es decir, la observación sin el juzgamiento, nos va a brindar toda la información que necesitemos para pulir y potenciar las habilidades expresivas de nuestros clientes.

Además de la observación, debemos desarrollar y darle cause a la compasión. ¿Qué significa esto? Que la mirada que más nos conviene sostener, es la de comprender profundamente el ser que habita en cada cliente al que tengamos que entrenar. La compasión es una forma de abrazo y es la manera de decirle a nuestros clientes y alumnos: yo te entiendo y te sostengo.

La compasión genuina es lo que va a generar apertura y confianza. Es la garantía que el cliente va a sentir para poder “tirarse a la pileta” sabiendo que hay agua y que, aunque aún no sepa nadar, va a salir a flote e incluso va a poder disfrutar de ese proceso.

Canalización y transmisión de mensajes

La canalización o mediumnización de mensajes se habilita utilizando el instrumento (mente-cuerpo-espíritu) como canal.

A la hora de transmitir mensajes y de comunicar contenidos, una de las herramientas que recomiendo aprender a desarrollar es la confianza. No sólo la confianza en nuestras técnicas de oratoria adquiridas, sino principalmente en la confianza sobre aquellos contenidos que radican en nuestro ADN, los cuáles no somos enteramente conscientes que poseemos.

Cuando nos enfrentamos a una audiencia, necesitamos, además de concientizar nuestros apoyos corporales, bajar la respiración, ubicar puntos de apoyos de la mirada, proyectar la voz, tener frescos y organizados los contenidos a transmitir, reconocer que contamos con un caudal de información que vive adentro nuestro. ¿Pero adentro en dónde? En cada célula de nuestro cuerpo y en el inconsciente compartido, a su vez, con el inconsciente de la humanidad.

La Bioneuroemoción comprobó que cada individuo pertenece a un árbol genealógico como una entidad con vida propia. Es decir, nuestro árbol está conectado por las células de cada integrante del mismo (aunque muchos integrantes ya no cuenten con vida). Esta conexión celular nos brinda un caudal enorme de información que nos jugará a favor y en contra en la realización de nuestro desenvolvimiento en la vida. Además de dones, heredamos enfermedades, conocimientos, patrones mentales, patrones de conducta, etc. En general, no somos conscientes de todas estas cargar positivas y negativas (según como se las utilice y según las connotaciones que se les den).

Entonces, desde el punto de vista de la comunicación, debemos aprender a confiar en que contamos con un gran caudal de información que guardamos dentro de nuestro sistema mental y celular.

A la información que sabemos a conciencia, hay que agregarle lo que Carl Gustav Jung denominó el Inconsciente colectivo y además la mencionada memoria celular. Se trata de conocimientos con los que contamos todos los seres humanos que no fueron adquiridos mediante los distintos tipos de experiencias, sino de procesos que acompañaron a la humanidad desde tiempos remotos. Es como si, de alguna manera, la humanidad fuera un gran árbol genealógico al que todos los individuos estamos conectados por medio de nuestros subconscientes. Es por eso que las culturas más diversas pueden llegar a compartir patrones de conductas, símbolos y arquetipos.

La concentración

Desde hace seis años, vengo trabajando con grupos de adultos mayores (personas de sesenta y cinco años de adelante) brindándoles talleres de expresividad y concentración. Uno de los talleres que dicto se llama “Leer, comprender y recordar” y es una fusión entre análisis de textos literarios con estimulación de la memoria y procesos cognitivos. En el transcurso de los mismos, descubrí que el desarrollo de la concentración tiene los siguientes beneficios:

A) Posibilidad de habitar el “aquí y ahora”.

B) Posibilidad de focalizar en las actividades elegidas y/o propuestas.

C) Posibilidad de profundizar en cualquier área en donde se ponga en práctica esta concentración.

D) La enorme diferencia entre realizar una actividad en profundidad en lugar de llevarla a cabo de manera superficial.

E) Posibilidad de salir del aislamiento y conectar con nuestro entorno (personas y/o tiempo y espacio). Este último ítem lo estoy poniendo en práctica con los pacientes del Hospital de Día Psicosalud en donde, desde enero del 2020 vengo brindando estos mismos talleres de expresividad y concentración como posibilidad de desbloqueo cognitivo para una reinserción social. Al salir de nuestra “Burbuja” por medio de la focalización en terceros y/o en el entorno, logramos ampliar nuestra mirada (la volvemos más periférica) y comenzamos a notar que nuestros problemas pueden ser compartidos con los demás. Generamos identificación y promovemos la empatía.

F) Ampliación del razonamiento. Aumento de las capacidades intelectuales. Uso de otras funciones cerebrales (Neurociencias).

La importancia del Mindfulness en el entrenamiento de la expresividad.

Para transmitir con buena llegada cualquier tipo de mensaje y que lo que deseamos comunicar tenga la impronta y repercusión que buscamos generar en el receptor, necesitamos estar instalados en el “aquí y ahora”. ¿En dónde está nuestra mente cuando no logramos habitar un estado de presencia? En dos lugares: en el pasado y en el futuro. La mente del ser humano tiende a vagar permanentemente entre esos dos lugares “irreales”. ¿Por qué irreales? Simplemente (aunque complejo para casi todas las personas) porque el pasado ya pasó. Es decir, no existe en este momento. Y el futuro aún no llegó. El futuro es la acumulación de acciones realizadas y pensadas durante el presente.

El anclaje al aquí y ahora que todas las personas tenemos a mano, es la respiración. Desde un lugar bien sencillo, la práctica de este ejemplo sería “poner la mente en donde está la respiración”. De este modo, ubicando la mente, el cuerpo y el espíritu en el aquí y ahora, evitamos vagar entre el pasado y el futuro.

Por supuesto, y a no ser que seamos monjes budistas (y aún así no podríamos comprobarlo), esta investigación se centra en mi experiencia que data de una vida urbana en occidente. Es por eso que, considero muy complicado mantenerme (hablo por mí ya que, para poder poner en práctica todos los entrenamientos que brindo, suelo testear y consultar bastante sobre mi propia práctica emocional y expresiva) las veinticuatro horas del día en un estado de presencia.

La meditación, explicada desde un lugar muy simple, sería disminuir la cantidad de pensamientos por minuto.

Dicen que el sistema neuronal se recompone y modifica con veintiún días de práctica constante de meditación. Así que, les propongo a mis lectores, alumnos y clientes, el desafío para las próximas tres semanas.

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